A partir del siglo XI los artesanos, cada vez más
numerosos en las crecientes ciudades, comenzaron a agruparse
en gremios. Los gremios,
con artesanos del mismo oficio, o de oficios complementarios,
reglamentaron la producción y el aprendizaje.
Los reglamentos de los gremios regulaban desde cómo
y con qué se debían hacer los productos,
hasta los precios. Se intentaba evitar el fraude y la
competencia irresponsable.
El aprendizaje
del oficio también estaba regulado, y había
tres categorías:
aprendiz,
oficial |